Los 13 Principios Famosos de Napoleón Hill
Los
pensamientos son cosas: La mente
del hombre puede lograr cualquier cosa que conciba y cualquier cosa en la que
crea. Los pensamientos son muy poderosos cuando se mezclan con un
propósito específico y con un verdadero deseo de transformación en riquezas o
cualquier otro objeto material.
El deseo: No existen límites excepto aquellos que
nosotros mismos nos imponemos. Tanto la pobreza como la riqueza son
consecuencias del pensamiento. Cuando decida el curso de acción que
tomará, o cuando tenga finalmente el objetivo que desea alcanzar, queme todos
los puentes que quedan detrás.
La Fe:
Alrededor suyo, todos los días, ideas son traducidas en grandes fortunas.
Usando la fe, usted puede sumarse a ese grupo de personas cuyos logros no
conocen fronteras. La fe es jefe de química de la mente. La fe, el amor y
el sexo son las más poderosas de las emociones positivas. Cuando se mezclan las
tres, los pensamientos llegan al subconsciente, donde son cambiadas a su
equivalente espiritual. Esta es la única manera en que los pensamientos pueden
recibir instrucciones de la inteligencia infinita.
El sexto
sentido: El sexto sentido es la cúspide de la filosofía y sólo puede
ser entendido luego de dominar todos los demás principios. El sexto
sentido desafía la descripción; es la mente creativa o aquella parte de la
mente que recibe presentimientos o inspiraciones.
La
autosugestión: Cada
adversidad, fracaso y dolor, conlleva la semilla de un beneficio equivalente o
mayor. La autosugestión es la técnica por la cual usted puede guiarse y
estimular su subconsciente. Es el medio para influir al subconsciente.
Conocimiento
especializado: El conocimiento especializado es una de las claves para amasar
una fortuna. La aplicación inteligente del conocimiento especializado es la
manera más frecuente de crear riqueza. El conocimiento general es de poco uso
al tratar de acumular dinero.
El
cerebro: Cada
cerebro humano es capaz de captar vibraciones de pensamientos enviados por
otros cerebros. El subconsciente, es el lado transmisor del cerebro; la
imaginación creativa es el lado receptor. La autosugestión es el medio por el
que usted opera el lado transmisor de su cerebro.
Imaginación: La imaginación es el taller de la
mente, en donde se construyen los planes. Cualquier impulso o deseo empieza a
tomar forma y a crearse a través de la facultad imaginativa de la mente. El
hombre puede crear cualquier cosa que sea capaz de imaginar.
Decisión: La desidia (procrastination) – la falta de una
decisión firme – es un enemigo común que cada persona exitosa debe vencer. Las
personas exitosas tienen el hábito de tomar decisiones rápido, eficientemente y
de ser necesario, cambiar aquellas decisiones que no son productivas.
Planificación
organizada: Todo lo
que el hombre pueda crear o hacer, comienza primero como un deseo; el deseo es
la primera parte del viaje, de lo abstracto a lo actual. En el taller de la
imaginación, es donde se crean y organizan los planes.
El poder
del dominio mental: Los
hombres toman los hábitos y poder de pensamiento de aquellos con quienes se
asocian, en un espíritu de armonía y simpatía. Si usted forma un grupo con
gente que pueda encaminarlo hacia su meta, usted llegará a alcanzarla más
rápido de lo que jamás pensó.
La
persistencia: La
persistencia es esencial para transformar el deseo en su equivalente monetario.
La voluntad y deseo, cuando se combinan apropiadamente, se tornan en un dúo muy
poderoso.
El
subconsciente: El
subconsciente consiste en un campo de la conciencia, en el que cada impulso de
pensamiento que llega a través de los cinco sentidos, es clasificado y grabado.
Desde esta vasta colección, los pensamientos se pueden recuperar o eliminar.
Los seis
fantasmas del miedo: La llave
maestra que abre la puerta a la riqueza abundante de la vida, es el privilegio
de poder crear en la mente un ardiente deseo de logro. La satisfacción que le
llega a todos aquellos que se conquistan a sí mismos y que obligan a la vida a
darles lo que le pidan es de una sensación inigualable. Seguir Leyendo Libro
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Tus pensamientos son los Arquitectos de tu destino. (David O. McKay)