lunes, 2 de julio de 2012

El día de Hoy yo puedo...


Mi trabajo es un trabajo como el de casi todos, pero yo escojo que clase de día quiero tener.
Hoy puedo amargarme porque tengo que trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo trabajo.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas o puedo reír porque las espinas tienen rosas.
Hoy puedo quejarme porque tengo que hacer las labores del hogar o puede sentirme honrado porque tengo un techo donde vivir.
Hoy puedo frustrarme porque no tengo dinero o puedo estar satisfecho de mi ingenio para ahorrar.
Hoy puedo protestar porque amaneció con lluvia o puedo darle gracias a Dios porque el agua existe.
Hoy puedo compadecerme de mi salud o puedo aceptarlo porque el dolor me redime.
Hoy puedo disimular mis defectos para quedar bien con mis semejantes o disimular mis pequeños heroísmos para quedar bien con Dios.
Hoy veo mis manos... pueden dañar, destruir y maltratar, pero también pueden acariciar, curar y sostener.
Hoy puedo pensar que Dios es un espejo del hombre o considerar que el hombre está hecho a imagen de Dios.
Hoy puedo ponerme de mal humor porque escuché una crítica o puedo aprovechar esa ocasión para desagraviar y reparar.
Hoy puedo llorar porque perdí a un ser querido o puedo pensar que llegó a su Patria verdadera.
Hoy puedo tener contradicciones y maldecir la vida o puedo ver una ocasión de ayudar a Jesús a llevar su Cruz.
Hoy puedo angustiarme porque tengo una pausa en el día o puedo alegrarme porque puedo hacer oración.
Hoy puedo arrastrar la cobija el día completo o puedo caminar con novedad de sentido (in novitate sensu).
Hoy se me ha dado una "vida pequeña" para que la derroche en el placer o la aproveche buscando el bien de los demás y la felicidad.
Hoy aprendí que lo más importante en la vida no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores...
Lo más importante en la vida es el TIEMPO que dedicamos a las personas que amamos.
Vive cada día como si fuera el único o el último que tienes...
Si lloras porque has perdido el sol -decía Saint Exupery- las lágrimas no te permitirán ver las estrellas.

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