sábado, 2 de marzo de 2013

Los Cuatro Tipos de Personas en que se puede dividir el mundo

“Da tu primer paso, no es necesario que veas el camino completo…
Solo da tu primer paso, el resto irá apareciendo a medida que camines” 
~SuDes~


Seguramente ya has oído el dicho: “Todo el mundo quiere ir al cielo, pero nadie se quiere morir”. Yo veo esa actitud en todas partes: en los negocios, en las inversiones y en la vida de muchas personas. Pregúntale a quien sea: “¿Quieres ser rico?”, y te responderá: “¡Por supuesto!”. Pero pregúntale: “¿Estás dispuesto a hacer lo que haga falta?”, y con frecuencia te devolverán una mirada vacía.

Para mí, la diferencia entre alguien que realiza sus sueños y alguien que no, es que el primero tiene la disposición para hacer lo que se necesita para llegar hasta ahí, y el segundo no.

Los cuatro tipos de personas en que se puede dividir el mundo:
  1. Aquellas que deben tener la razón, 
  2. aquellas que deben permanecer cómodas, 
  3. las que deben ganar y 
  4. las que deben gustar. 
Yo soy una mujer del tipo “Debo Ganar”, y para lograrlo a veces uno tiene que hacer cosas que resultan incómodas y difíciles.

La prueba más reveladora para un ganador (o perdedor) es cómo responde a la adversidad. ¿Qué hace cuando se halla bajo presión? ¿Retrocede? ¿Se da por vencido? ¿O se arremanga y pone manos a la obra? Y al final, ¿continúa avanzando? Esa respuesta cuando las cosas se complican es lo que señala la diferencia entre ser una persona rica o pobre. 

La realidad es que a veces necesitas un entrenador.

Yo tengo entrenadores en muchas áreas de mi vida: negocios, inversiones, presentaciones, acondicionamiento físico y desarrollo personal. Ellos hacen que responda a un nivel de exigencia alto, cuando mi tendencia natural es a tomarme las cosas con calma.

Un ejemplo: 

Un día estaba trabajando en el gimnasio con mi entrenador, JR, cuando él dijo: -“Kim, toma la pelota roja para tu siguiente serie de ejercicios. Atravesé el gimnasio y me incliné para recoger la pelota, esperando que fuera bastante ligera. Pero era mucho más pesada que la azul y la amarilla, que eran las pelotas a las que estaba acostumbrada.

-“Muy bien -dijo JR-, quiero que hagas 20 arremetidas con la pelota por encima de tu cabeza. Luego, haz 20 abdominales y al final 20 sentadillas”Le eché una mirada inquisitiva y me fui a trabajar. Regresé jadeando y resoplando, pero orgullosa de haberlo logrado y lista para continuar con un ejercicio más fácil. En vez de eso, JR dijo: -“Buen trabajo. Ahora haz otras dos series”.

-“¿Dos series más?”, protesté. JR sonrió y me dijo: -“¿Me pagas para que te sostenga la mano o para obtener resultados? Es tu decisión”. En silencio di media vuelta y me fui con mi pelota roja a empezar mi siguiente serie de ejercicios.

Ahí fue cuando me di cuenta que para obtener resultados en lo que sea, tienes que usar la pelota más pesada. A menudo elegimos los retos o las metas más sencillos, porque es más fácil y más cómodo. Pero para obtener lo que queremos, tenemos que asumir desafíos más duros.

Así que las preguntas “pelota roja” que debes plantearte son:

¿Qué es aquello que, si lo hiciera el día de hoy, mejoraría mi vida drásticamente? Una vez que hayas descubierto la respuesta a esa pregunta, pregúntate: ¿realmente estoy dispuesto a hacer lo que se necesite para lograrlo? Escrito por Kim Kiyosaki.

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